Robert Louis Stevenson. El escocés errante

por J. Farías
El 13 de noviembre de 1850, en el seno de una familia de clase alta escocesa nacía Robert Lawes Balfour Stevenson. Fue el único hijo del abogado y constructor de faros Thomas Stevenson y de Margaret Isabella Balfour, mujer cuyos graves problemas de salud le impidieron al pequeño Robert cursar los estudios primarios con regularidad lo que no evitó que desarrollara un temprano amor por la lectura y la escritura, por lo cual cuando apenas iba a cumplir cinco años ya había escrito su primer quinteto.
Influenciado por su padre, ingresó en la Universidad de Edimburgo como estudiante de Ingeniería náutica, carrera que pronto abandonaría para dedicarse a estudiar leyes. Tenía veinte años cuando cambió su segundo nombre por la versión francesa «Louis», para evitar las asociaciones con un político radical. En 1875 comenzó a ejercer como abogado, pero su carrera no fue más que mediocre, ya que su auténtica pasión la constituían las letras.
Su salud fue siempre tan débil como la de su madre, mostrando síntomas tempranos de tuberculosis lo que lo llevó a escapar del clima de su Edimburgo natal para recorrer el continente europeo. En 1876 conoció a Fanny Osbourne una divorciada norteamericana de la que se enamoró y con la que se casaría cuatro años mas tarde, radicándose por un tiempo en Calistoga, en el Lejano Oeste.

EL QUE CUENTA HISTORIAS
Stevenson había publicado su primer libro, Un viaje al continente (An Inland Voyage) en 1878 pero sus obras más recordadas sin duda son La isla del Tesoro (Treasure Is land, 1883) y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, 1886). Ante la aparición de la novela naturalista o psicológica, el escritor escocés reivindicó el relato clásico de aventuras, en el que el carácter de los personajes se dibuja en la acción. Su estilo sobrio y elegante, la naturaleza de sus relatos y sus descripciones influyeron en muchos escritores del siglo XX, entre los que se cuenta nuestro Jorge Luis Borges.
Como la salud de Stevenson empeoraba, el matrimonio se mudó varias veces, instalándose finalmente en una finca en el balneario de Bournemouth. Pero tres años mas tarde, se fueron a Nueva York, donde Stevenson hizo amistad con otro gran escritor: Mark Twain. Terminaron radicándose en las islas del Pacífico Sur.
Los aborígenes bautizaron a Stevenson como Tusitala: “el que cuenta historias”. Su amistad con los locales lo llevó a tomar partido por ellos contra la dominación alemana del archipiélago y escribir en la prensa británica sobre la penosa situación samoana.

El 3 de diciembre de 1894 y con solo 44 años, murió de una hemorragia cerebral, apenas una hora después de que terminará de dictar a su esposa un párrafo de su novela más ambiciosa, Weir of Hermiston. Un año antes, había escrito en una carta: “Durante catorce años no he conocido un solo día efectivo de salud. He escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos”.
OTROS MUNDOS
Las obras de Stevenson han derivado en múltiples adaptaciones, siendo la más reciente El planeta del tesoro (2002) versión animada de La isla del tesoro en clave de ciencia ficción. También El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde fue llevada varias veces al cine y la televisión, al igual que la novela La flecha negra. En nuestro país, Ernesto Remani dirigió en 1974 una versión del cuento El diablillo de la botella con el título de El gaucho y el diablo.
Sea a través de su pluma o de las diversas versiones fílmicas, lo cierto es que la obra de Stevenson es una de las más prolíficas e interesantes de la literatura mundial.