Shiatsu (Primera Parte)

Escribe: María Celeste Rotela | Bolena Estética Profesional
¿Cómo funciona el Shiatsu?
El Shiatsu se basa en los mismos principios que la acupuntura. Utiliza el concepto de Qi (o Ki en japonés), la energía universal de la cual todo lo que existe es una manifestación, según las filosofías orientales. Los terapeutas (o practicantes) de Shiatsu aprenden a desarrollar la sensibilidad necesaria para sentir y percibir el Qi del cuerpo humano. (En realidad, cualquier persona puede aprender a desarrollar su propio Qi con ejercicios de Qi Gong (Chi Kung), Tai Chi, etc.).
Según la Medicina Tradicional China, los desequilibrios del Qi son el origen de las enfermedades, de modo que re-equilibrando nuestra energía podemos mejorar nuestra salud. Los órganos del cuerpo tienen asociados ciertos meridianos (o canales) energéticos que discurren a lo largo de todo el cuerpo; así, al trabajar dichos meridianos, también se afecta a los órganos internos.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
El terapeuta o practicante utiliza la información proporcionada por el cliente y realiza un diagnóstico de Hara (abdomen). Adicionalmente se pueden utilizar otras técnicas diagnósticas, como el pulso o la lengua. Con toda esta información se puede formar una imagen del balance energético de la persona.
El diagnóstico de Hara es una técnica específica del Shiatsu Zen, que consiste en una palpación muy suave del abdomen (Hara), que se divide en diferentes áreas, cada una relacionada con un meridiano. De este modo, se eligen los meridianos que necesitan una atención más urgente (el más kyo o vacío, y el más jitsu o pleno), siendo normalmente la base del tratamiento en esta terapia.
¿Puede el Shiatsu “curar”?
El Shiatsu fomenta la capacidad de autocuración del cuerpo. El terapeuta no cura, simplemente da base y apoyo mediante su conocimiento e intuición, mediante la escucha y el contacto, para que el otro pueda curarse a sí mismo. El terapeuta de Shiatsu conoce un repertorio de técnicas, sabe qué puntos o meridianos estimular, pero siempre es la propia capacidad del cuerpo para curarse la que desencadena el proceso curativo.