Sopa de Cabeza de Cabra, la reedición

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por Osvaldo Santangelo

En 1972 los Rolling Stones habían dejado atrás la muerte de Brian Jones y el desastre de Altamont. El destello y el exceso de su gira estadounidense de 1972 habían quedado documentados en la película underground «Cocksucker Blues» de Robert Frank.

Por esos días Keith Richards se hundía más y más en una neblina de drogas, y Mick Jagger contraía matrimonio con la nicaragüense Bianca Perez-Mora Macias y abrazaba el estilo de vida del jet set.

Agotados y casi sin inspiración, los Stones regresaron al trabajo a fines de 1972 y se reunieron en Jamaica. Las sesiones en el estudio Dynamic Sounds de la meca del reggae de Kingston fueron seguidas por grabaciones en Los Ángeles y Londres, y el resultado final fueron diez canciones que fueron grabadas en el álbum “Sopa de cabeza de cabra” (Goats Head Soup) entre ellas las emblemáticas “Winter”, “Coming Down Again” y -quizás la de mayor trascendencia- “Angie”.

Han pasado 47 años y el álbum acaba de reeditarse con una nueva mezcla a cargo de Giles Martin, que incluye tomas descartadas y remezclas, y el lanzamiento oficial de la grabación pirata conocida como Brussels Affair de 1973.

Además, la inclusión más interesante podría ser “Scarlet”, una zapada con Jimmy Page, que no tiene nada que ver con este álbum. Fue grabado a fines de 1974, no solo después de que se lanzó “Sopa de cabeza de cabra”, sino después de que los Stones terminaron su siguiente álbum, “It’s Only Rock ‘n Roll”.

La única pista inédita que los fanáticos tuvieron que esperar para escuchar por primera vez es “All the Rage” que Jagger empezó a componer 47 años atrás, y la reescribió este año mientras se aislaba en su casa de campo en Europa.

La reedición de “Sopa de cabeza de cabra” no tuvo un proceso del todo armonioso, hubo controversias y desacuerdos respecto al contenido lírico, el cambio de títulos de las canciones y el tener que elegir entre tres portadas diferentes: una imagen real de una Sopa de cabeza de cabra; la banda ilustrada como centauros y, finalmente, las icónicas fotografías de sus rostros velados, capturadas por David Bailey.

Pero más allá de esos pequeños detalles, los fanáticos ya pueden acceder a una joya con la que seguramente podrán disfrutar muchísimo.


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